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Retórica vs. Pragmatismo: el TLC de Uruguay con China

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Retórica vs. Pragmatismo: el TLC de Uruguay con China

Por Gonzalo Oleggini Leis | Magister en Comercio Internacional e Integración

Septiembre de 2021 quedará marcado en la Política Comercial Externa del Uruguay, como uno de sus mojones históricos. El Presidente de la República comunica, un dato no menor, la voluntad bilateral de China de firmar un Tratado de Libre Comercio con Uruguay.

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Luego de más de 15 años de diferentes sinsabores; a modo de ejemplo, en 2007, Uruguay recibe la propuesta por parte de Estados Unidos de América para firmar un Tratado de Libre Comercio (en el marco de lo que venía siendo el “plan B” frente al fracaso del ALCA). El mismo, por razones de política interna de la coalición de gobierno, el Frente Amplio, se decide desistir de iniciar la negociación en un claro tira y afloje entre el presidente Tabaré Vázquez (más por el sí), el Canciller Reinaldo Gargano (por el no), y el Ministro de Economía Danilo Astori (por el si). A su vez, los tres equilibrando la presión en la interna de su coalición, donde la mayoría estaba en contra de iniciar las negociaciones. Principalmente por las diferencias ideológicas con quien se proponía para firmar este Tratado.

Previo a esto, en 1999, se comenzaban las negociaciones Unión Europea-Mercosur, la negociación, diría yo, más larga en la historia contemporánea de la política comercial. La misma, cuando parecía finalizada en 2019, luego de 20 años, resultó que no se había terminado, y festejamos antes de tiempo, lo cual se volvió más un logro político que realista sobre el acuerdo. A 22 años de haber comenzado la negociación, no sólo no ha terminado, sino que hay pocas expectativas para su finalización. Un nuevo fracaso. Una retórica que fue del proteccionismo agrícola a restricciones ambientales.

Paralelo a esto, las negociaciones comerciales del Mercosur hacia el resto del mundo, desde los 90 a la fecha muestran resultados muy poco auspiciosos con respecto a nuevos acuerdos comerciales, tan solo un TLC con Israel y Egipto, y muy poca cosa más. Un rotundo fracaso de la Política Comercial Externa del Mercosur en 30 años.

Actualmente tenemos varios frentes de negociación comercial externa por parte del Mercosur, tales como Corea del Sur, Canadá, la EFTA (Asociación Europea del Libre Comercio), entre otras. Lamentablemente con dificultades para el cierre de las mismas.

Todo este preámbulo, es el que ocupa la agenda de la política exterior comercial del Uruguay en los últimos años: los magros resultados. Razón por la cual desde la sociedad uruguaya se ha levantado cada vez más fuerte la voz en cuanto a la necesidad de tener mejor acceso a los mercados. Y un tratado de libre comercio es un buen instrumento. Y del punto de vista reglamentario, según la Organización Mundial de Comercio, en su artículo 24, diría que el “único posible”.

Razón por la cual el actual gobierno uruguayo informó a sus pares del Mercosur, debido a lo anteriormente mencionado, la necesidad de negociar acuerdos de forma bilateral. Esto se transparentó en el mes de marzo de 2021 en la Cumbre de Presidentes del Mercosur, y luego en diferentes ámbitos. Se recogió el apoyo de Brasil, el veto de Argentina y el no apoyo de Paraguay. Independientemente de la necesidad del consenso en la toma de decisiones del Mercosur, Uruguay elige el camino de salir a buscar países para negociar Acuerdos Comerciales.

El primer país que “recoge el guante” es China, el primer cliente actual del Uruguay (30% de las exportaciones totales de mercaderías), y en franco ascenso en diferentes sectores. Las mismas fluctúan entre 2.500 y 3.000 millones de dólares anuales, incluyendo lo exportado desde Zonas Francas (según Uruguay XXI). Teniendo un superávit comercial de unos 1.000 millones de dólares anuales con el gigante asiático; lo mismo que tenemos de déficit comercial con Argentina. El Mercosur para Uruguay es totalmente deficitario del punto de vista del comercio de mercancías.

A su vez, Uruguay actualmente paga aranceles superiores de ingreso al mercado que sus principales competidores fuera de la región, como Australia y Nueva Zelanda. Y además, los mismos generan egresos por un valor aproximado de 200 millones de dólares anuales, que un “buen” TLC puede reducir al mínimo.

Pero esto no termina aquí, y seguramente Uruguay abrirá más frentes de negociación con países como Turquía, Vietnam, e intentará nuevamente tener oportunidad con Estados Unidos (difícil pero no imposible).

La apertura comercial global se ha demostrado beneficiosa y necesaria para países de pequeño tamaño económico como el Uruguay. Mientras en los últimos 10 años, las exportaciones de Uruguay de bienes y servicios han rondado entre 10.000 y 15.000 millones de dólares; países de similar tamaño en cuanto a población como Irlanda, Singapur o Nueva Zelanda, exportan 420.000 millones, 560.000 millones y 70.000 millones de dólares por año. Esto es claramente entre la retórica o el pragmatismo de un mundo global. Me inclino por esto último.

Fuente: Valor Agro.