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Años de desidia vuelven una trampa mortal transitar sobre la Transchaco

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Años de desidia vuelven una trampa mortal transitar sobre la Transchaco

El trecho que une los distritos de Río Verde y Filadelfia se encuentra en estado deplorable. Enormes cráteres obligan a realizar bruscas maniobras, a riesgo de perder la dirección y provocar un accidente.

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Hay un parecido entre los caminos de una ciudad sitiada por un ejército invasor y la ruta Transchaco. Solo que en este caso, no se trata del bombardeo de fuerzas foráneas las causantes de los extensos socavones  en el sendero, sino que es producto de la  impericia y la dejadez de las autoridades del Gobierno.
Pasando Pozo Colorado, el camino se convierte en una verdadera trampa mortal. De llevar una velocidad crucero de 100 a 120 km/h, los automovilistas deben aminorar la marcha a casi el doble, debido  a calamitoso estado  de la ruta; teniendo incluso que atravesar a paso de hombre los gigantes agujeros.
La odisea se alarga por espacio de 120 kilómetros, desde  la localidad de Río Verde hasta un poco antes de llegar a Filadelfia.

Los pozos aparecen de golpe en el sendero. Esto obliga a los conductores a realizar bruscas maniobras para poder esquivarlos.

Lo que más reviste peligro son los trechos que están aparentemente en  buen estado, donde la impaciencia por llegar hace que los automovilistas se confíen y vuelvan a pisar fuerte el acelerador.
En un descuido aparecen baches de magnitudes insospechadas que son evitados en zigzag, volviendo el viaje en una travesía que del susto lleva al cosquilleo en el estómago de quienes viajan por  esta ruta  que, de Asunción hasta Tte. Infante Rivarola, en la frontera con Bolivia, tiene 835 km.
En la porción afectada, circular a una velocidad superior a 80 o 100 km/h es casi suicida. Quien se atreva deberá eludir los enormes hoyos que se abren en el camino, a riesgo de dañar algún componente del vehículo, volcar faltamente o chocar contra otro rodado que venga en dirección contraria.
«Acá no hay atrás ni adelante, derecha o izquierda, por cualquiera de las calzadas de la ruta se transita, haciendo zigzag, por el mal estado de la ruta», definió un conductor de un camión mientras se trasladaba hacia la ciudad colonizada por los menonitas.
Los vehículos deben circular a una velocidad máxima de 50km/h. Los pozos se siguen formando mesetas artificiales que llegan a unos diez a 20 metros de extensión.
En algunos sectores, la ruta es prácticamente de ripio sobre tierra, lo que desnuda a su vez la baja calidad de los materiales usados para asfaltar el camino. A simple vista se puede apreciar que no repararon todo el camino o lo hicieron mal.
Con las lluvias, se forman grandes espejos de agua en medio del camino. «Aumentó el costo del peaje y me parece que así no teníamos que seguir, es una vergüenza, se comen toda la plata, se quejó otro conductor que prefirió el anominato mientras agitaba una mano cerca de su boca, reproduciendo títpico gesto de comer.
La capa asfáltica es muy fina y no hay control de peso. A esto se suma el hecho de que en extensas franjas las banquinas en ambos costados de la ruta están ocupadas por grandes matorrales que vuelven más estrecho el camino.

Fuente: ultima hora