La agricultura en el norte de Paraguay está en una encrucijada. Los precios de soja y maíz han caído en picada, mientras que las condiciones climáticas extremas han puesto a prueba la resiliencia de los productores locales. En respuesta a estos desafíos, GPSA presenta una solución innovadora que promete transformar el paisaje agrícola de la región: una moderna planta de procesamiento de sésamo y chía en Cruce Liberación que se estaría inaugurando en las próximas semanas.
Según comentó a Valor Agrícola el director comercial de GPSA, Fabián Pereira, esta planta contará con una capacidad inicial de 3.000 toneladas y la posibilidad de ampliarse, para procesar entre 6.000 y 7.000 toneladas de sésamo y chía, proporcionando una alternativa viable para los productores de la región, especialmente en el departamento de San Pedro.
“Hemos decidido invertir para tener una planta modelo y poder acopiar la producción de sésamo y chía de todos esos productores del norte. GPSA una vez más ofrecerá insumos, asistencia técnica, pero también una herramienta para que los productores tengan la posibilidad de poder comercializar transparentemente sus productos”, subrayó.
Pereira indicó que, el objetivo es agregar valor a la producción local mediante la industrialización y exportación. “Gracias a nuestras alianzas con empresas exportadoras, la planta permitirá la exportación conjunta. Por ello contará con todas las condiciones que las normas internacionales exigen para poder agarrar mercados fuertes”, indicó.
“Cuando la situación mejore, es fácil poder transformar de vuelta un cultivo de sésamo a soja, porque la inversión prácticamente es nula”, remarcó.
Explicó que, teniendo en cuenta que en una primera etapa la planta tendría la capacidad de 3.000 toneladas, la cobertura de superficie de cultivo, en base a un rendimiento promedio de entre 500 y 800 kilos por hectárea, sería de aproximadamente 6.000 hectáreas de sésamo o chía.
También manifestó que la inversión en tecnología será uno de los ejes principales. En ese sentido sostuvo que contará con equipos avanzados como pre-limpieza, mesa densimétrica y selector óptico para asegurar la alta calidad del producto final.
Señaló que, a diferencia de la soja y el maíz, el sésamo y la chía no están tan afectados por las fluctuaciones en los precios internacionales, lo que proporciona una mayor previsibilidad en los ingresos.
Por otro lado, alegó que estos cultivos requieren una inversión inicial menor y tienen un costo de implantación reducido, lo que facilita su adopción por parte de los productores.
Asimismo, resaltó que el sésamo y la chía son más resilientes a las condiciones extremas de sequía y altas temperaturas, características comunes en la región norte.
“Buscamos alternativas viables con cultivos como el algodón, el maní, el sésamo y la chía. Estos cultivos tienen una notable capacidad para prosperar en condiciones extremas, ya que requieren menos agua y pueden tolerar altas radiaciones solares. Mientras que la soja y el maíz prefieren condiciones más húmedas”, detalló.
Y siguió: “Queremos que los productores tengan la posibilidad de producir un sésamo con rendimientos de entre 1.000 y 1.300 kg por hectárea que le va a generar mucha más rentabilidad comparada con la soja, que requiere una producción de 4.000 kg por hectárea, que es mucho más difícil de lograr por las condiciones climáticas”