Las autoridades británicas han confirmado la existencia de un brote de influenza aviar del tipo H7N7 en una granja avícola del condado de Lancashire. Como primera medida se ha impuesto una zona de control en torno a la granja.
De acuerdo con el Defra, los riesgos para la salud humana son inexistentes y la Agencia para la Seguridad Alimentaria (FSA) asegura que no hay problemas de seguridad alimentaria en el consumo de carne de aves.
Según Nigel Gibbens, jefe de veterinarios del Reino Unido y de Defra, “hemos tomado medidas preceptivas para limitar la propagación de la enfermedad que pasan por el control del movimiento de aves y el sacrificio de las aves afectadas en la explotación avícola”.
Dentro de las medidas también se ha impedido el movimiento de aves de granjas avícolas en un entorno de 10 km alrededor de la granja afectada.
Gibbens ha manifestado a los propietarios de granjas avícolas que tienen que estar atentos a la sanidad animal e informar de los posibles casos a la Agencia para la Sanidad Animal y Vegetal (APHA), asegurándose de que tienen puestas en marcha buenas prácticas de bioseguridad en sus instalaciones.
Fuente: el país - Uy