La historia de la hormiga y la cigarra también se vivencia en la agricultura familiar paraguaya. Agricultores del sur del país están culminando la siembra de avena negra, nabo forrajero y lupino, conocidos como los abonos de invierno. Todo esto, bajo el acompañamiento del Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO) para mejorar sus rendimientos. Al mismo tiempo, se pueden observar parcelas cubiertas de malezas que en el verano no darán buenos rendimientos.
“En el invierno toda la finca tiene que estar cubierta por abonos verdes. Igual si todavía no se cosechó todo la mandioca, entre las hileras pueden entrar la avena negra y el lupino”, dijo Diosnel Bareiro, técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), durante su disertación en marco de la Expo MAG 2016.
Explicó que este nuevo sistema incorpora también el uso de cal agrícola, fertilizantes, subsolado y semillas genéticamente modificadas para que los pequeños productores tengan una finca autosustentable. Productores como Vicente Ocampos ya consiguen un ingreso anual bruto de G. 24.000.000 con sus variados rubros de renta y a eso quieren llegar.
“Se decía que el sésamo no se podía manejar bajo el sistema de siembra directa y nosotros demostramos que sí se puede. Muchos productores están consiguiendo un rendimiento de 1.000 kilos por hectárea dejando una rentabilidad de G. 5.000.000”, remarcó.
Mencionó que en la práctica convencional, el sésamo tuvo un rendimiento este año de 180 kilos por hectárea y que no dejó margen de ganancia. Esto debido a que en esta temporada de invierno donde las tareas no tendrían que terminar, los productores normalmente dejan que sus parcelas se cubran de malezas para luego eliminarlas con arado y rastrón, removiendo el suelo.
Ricardo Pedretti, gerente de INBIO, contó que los que no se adecuan a los nuevos manejos agrícolas son los más susceptibles a terminar con muchas deudas. Sostuvo que hay casos de productores que terminaron vendiendo su propiedad a aquellos que sí escucharon las indicaciones.
“El que perdió todo dice que antes era mejor, que se vivía haciendo el rozado, echando los montes y que se conseguía 4.000 kilos por hectárea. Tenía un buen pasado, un presente de fracaso y un futuro incierto. En cambio el que compró el terreno del vecino está pagando los estudios universitarios de sus hijos, tiene un buen presente y un futuro esplendoroso”, dijo.
Bareiro instó a que la asistencia técnica de los pequeños productores sea pensado a mediano y largo plazo para obtener resultados y que no abandonen a los productores al culminar el primer año.
En Paraguay, el 87% de los pequeños productores carece de asistencia técnica, 62% no tiene título de propiedad, el 84% no tiene acceso al crédito, y el 85% no culminó la Educación Escolar Básica, de acuerdo al Censo Agronómico del 2008.
Fuente: UGP