En el XXIV Congreso de Aapresid, el senador de EE.UU. por Nebraska John Kuehn contó su iniciativa para proteger la producción en la Constitución de ese estado
ROSARIO.- John Kuehn, senador en la Legislatura de Nebraska, en los Estados Unidos, dice que se metió en política porque se sintió «moralmente obligado a hacerlo». Cuarta generación de productores, profesor de biología y veterinario, se convenció de dar el salto luego de observar cada vez más desconectados a los políticos respecto del sector agropecuario, pese a que la suya es una región dependiente de la agricultura, y ver cómo ganaban terreno entre ellos las campañas ambientalistas que cuestionaban la producción.
Elegido senador en 2014 por el distrito 38 de Nebraska, donde hay pueblos muy chicos y el más grande apenas supera los 5000 habitantes, Kuehn encara una contraofensiva. Cree en «el derecho a producir», que define como un principio de protección de la agricultura, pero en línea con el interés general de los ciudadanos, y está dispuesto a que ese derecho se incorpore en la Constitución de su estado.
De hecho, siguiendo el ejemplo de Missouri y Dakota del Norte, donde «el derecho a producir» es parte de la Constitución, Kuehn está en campaña para lograr lo mismo en Nebraska. El camino es que su propuesta cuente primero con el aval de sus pares en la Legislatura y luego sea sometida a aprobación de la ciudadanía, donde deberá contar con el 50% más uno de los votos para que sea incorporada en la Constitución.
¿Cómo define el derecho a producir para la Constitución? «Con el derecho a producir la defensa de la producción agrícola va a tener prioridad. Las tecnologías pueden ser aprobadas con el menor impacto para el público y el ambiente. No puede haber nada contra la agricultura (leyes) a menos que haya un interés público muy grande y que diga que hay que ir en la dirección contraria con base científica», afirmó el senador.
Kuehn, que pertenece al Partido Republicano, estuvo la semana pasada en el XXIV Congreso de Aapresid, en un panel titulado, justamente, «El derecho a producir», y compartió escenario con el senador nacional Alfredo De Angeli (Pro) y el diputado nacional Gilberto Alegre (Frente Renovador) y moderó el presidente de Aapresid, Pedro Vigneau. Después habló con LA NACION y brindó más detalles de su iniciativa.
«En los Estados Unidos decimos que tenemos que contar nuestra propia historia y transmitir un mensaje basado en hechos, porque muchas veces nos encontramos a grupos ambientalistas que son muy buenos manejando las redes sociales y provocan con el sensacionalismo un efecto muy significativo en el ciudadano común», expresó. «Son grupos muy fuertes. A veces recaudan dinero para ayudar a las mascotas abandonadas, pero luego usan parte de esos fondos para dar mensajes en contra de la producción bovina o cualquier otra producción animal», agregó.
Kuehn habla una y otra vez de que las políticas públicas para el sector agropecuario deben discutirse sobre la base de «datos científicos». Y considera que así debe ser porque, advierte, hay «una menor conexión de diputados y senadores con el sector agropecuario y eso implica un riesgo».
Siguiendo el argumento de «la menor conexión», a este funcionario también le preocupa que eso mismo esté sucediendo con el vínculo entre los productores y los ciudadanos de los mismos pueblos. En los Estados Unidos, los cuestionamientos son principalmente por los cultivos transgénicos, según explicó, mientras a la par hay un desconocimiento en la sociedad de que ayudaron, por ejemplo, a reducir la aplicación de agroquímicos.
El legislador norteamericano sostiene que el derecho a producir no va en contra de otros ya presentes en la Constitución ni busca afectar el interés del ciudadano o el ambiente, como por ejemplo con la contaminación del agua.
Con una formación académica sólida, Kuehn repite que hay que dar el debate desde el costado científico para lograr normas favorables a la agricultura. Es el terreno seguro para el sector, en su visión de la producción.
«Para mí es una prioridad que las legislaciones y las discusiones estén sustentadas en la ciencia. Para mí es una prioridad profesional y personal, porque estamos viendo a activistas y ONG que están empujando a los legisladores para que aprueben leyes que no están necesariamente basas en la ciencia», remarcó el senador.
Define como clave la cruzada en su estado y lo dicen sin vueltas. «Es clave para evitar que a futuro se aprueben leyes que afecten, dañen o tengan una influencia negativa sobre el sector agropecuario. Por eso, antes de que eso ocurra, quiero avanzar con este proyecto», dijo a LA NACION.
No tiene dudas de que esta estrategia de llevar «el derecho a producir» hasta la misma Constitución deber ser imitada en otros países. La recomienda incluso para países como la Argentina.
Insiste en que deben generarse medidas proactivas para defender a la agricultura y la producción en general de los mensajes y acciones de los grupos ambientalistas que no actúan basados en el rigor de la ciencia.
Es algo urgente, necesario, remarca. «En mi caso me sentí moralmente obligado a involucrarme en esto, ante la desconexión de los políticos con el sector agropecuario», concluyó.
El espejo donde se mira el sector
ROSARIO.- «Nos pareció importante traer la propuesta del senador Kuehn porque vemos que hay embates a la producción de alimentos a campo en todo el mundo y, de hecho, en la Argentina hay municipios que han puesto prohibiciones a las aplicaciones aéreas o restricciones a las aplicaciones periurbanas. Ahí es donde la ciencia tiene que discutir los parámetros objetivos para que no se voten leyes u ordenanzas sobre la base del miedo o de una especulación política», expresó Pedro Vigneau, presidente de Aapresid. Para el dirigente, el valor de la propuesta del legislador norteamericano es darle un marco constitucional al derecho a producir para que no se puedan presentar leyes que no tengan una base científica. En Aapresid creen que este tipo de proyectos tienen que ver con «dar confianza» a la producción. «Quisimos mostrar la realidad y las herramientas que se están llevando adelante en otras partes del mundo para darnos a los agricultores el derecho a producir», apuntó el titular de la entidad.
Una propuesta para certificar un pueblo de Santiago del Estero
Es una iniciativa conjunta entre la Municipalidad de Bandera, el INTA, el gobierno santiagueño, Aapresid y Agroindustria
12.000
habitantes
Tiene Bandera, y en su región se cultivan unas 400.000 hectáreas. La soja es el principal cultivo y genera ingresos por más de 300 millones de dólares. Sin embargo, según el intendente, Guillermo Novara, eso no queda en el pueblo.
100
distancias
Para el jefe comunal, podría determinarse alrededor del pueblo una especie de anillo de entre 50 y 100 metros para la aplicación. Mientras tanto, en 5000 metros se evitaría el uso de ciertos productos y los de banda roja.
Fuente: LN