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La colza, una alternativa a los cultivos tradicionales

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La colza, una alternativa a los cultivos tradicionales

Los bajos precios y los malos resultados de cultivos como el girasol o el maíz, están impulsando a los agricultores a buscar alternativas más rentables, y la colza aspira a ser uno de esos cultivos, según ha constatado Asaja-Sevilla.

La colza, hasta ahora poco implantada en Andalucía, ha experimentado un repunte en la última campaña en la que se sembraron 3.740 hectáreas en la región, con Sevilla a la cabeza con 2.480 hectáreas (el 67 % de toda la superficie), seguida por Córdoba, Cádiz, Málaga, Huelva y Jaén.

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En la jornada ‘Plan Star Colza’, organizada por el grupo Eumedia con la colaboración de Asaja, expertos de centros de investigación, de empresas de mejora de semillas y del sector de la comercialización de las oleaginosas se han presentado las nuevas variedades de colza.

Éstas son más productivas, resistentes a herbicidas y resistentes a la “dehiscencia” o caída de la semilla, que fue una de las causas del fracaso del cultivo cuando se intentó introducir en la marisma sevillana en los años 90.

En la inauguración del encuentro, el presidente de Asaja-Sevilla, Ricardo Serra, ha reiterado el compromiso de la organización con la innovación y con la búsqueda de cultivos alternativos para los agricultores.

El mercado tiene la última palabra.

No obstante, ha precisado que “la última palabra la tiene siempre el mercado, por lo que es necesario que los industriales y transformadores remuneren adecuadamente a los agricultores porque, en caso contrario, de nada serviría plantear una alternativa viable agronómicamente, si la evolución del mercado y los precios no la acompañan”.

Todos los expertos que han intervenido han coincidido en destacar la buena situación actual de mercado de este cultivo, muy demandado en Europa, así como las ventajas adicionales que presenta frente a otros cultivos.

Así, han resaltado que la colza mejora la estructura del suelo por su raíz pivotante, y al ser una semilla de siembra invernal, evita la erosión del terreno, que permanece cubierto todo el invierno, y no extrae agua en verano, dejando así un mejor barbecho para la rotación con los cereales del siguiente invierno.

Además, al ser un cultivo de siembra invernal, aprovecha las lluvias otoñales e invernales,con lo que en regiones como Andalucía mejora su rendimiento frente a otros cultivos.

Fuente: Efe Agro.