Por Mustafá Yambay |

Hoy en día ya no queda ningún vestigio de duda que el plato por excelencia cuando uno quiere agasajar a algún amigo, familiar o invitado es uno compuesto por carne asada o simplemente asado como decimos, acompañado de guarniciones tan nuestras como la sopa paraguaya, la chipa guazú y la mandioca.

Atrás quedaron esos días donde íbamos todos preparados como expectantes de aquella costilla santafesina que alguno trajo en su retorno a Paraguay. Atrás quedaron las costillas gruesas y las rabadillas duras.

Hoy tenemos en el fondo de los supermercados, servicios, tiendas o boutiques de carnes este producto que se transformó en estrella que le llamamos todos: la carne paraguaya

Ahora bien, es importante explicar de dónde sale esta posibilidad de quedar realmente como los reyes de la fiesta con este manjar.

Los productores ganaderos invirtieron mucho capital, tiempo, recursos de todo tipo en invertir en genética, mejoramiento, nutrición, sanitación y manejo animal para buscar infinitamente el animal que produzca ese corte de carne que hoy no solo disfrutas, sino te llena de orgullo mientras lo estás asando.

Esta carne se produce bajo estrictos estándares de calidad y precisión, requiriendo de muchísima mano de obra paraguaya para que llegue finalmente al plato dominical de tu familia.

Cuando veas un pedazo de carne con esos milímetros de grasa sub cutánea, con ese veteado de grasa que llamamos marmóreo quienes estamos todo el día buscando el cruzamiento ideal que nos otorgue este atributo, ese color rojo intenso que envuelve a huesos pequeños y finos que se traducen en animales tiernos de máxima calidad.

Cuando veas todo esto… acordate del campo, de su gente y del esfuerzo diario de trabajar a cielo abierto. Acordate de los calores intensos que estamos sufriendo queriendo culpar a las vacas y a los países del “tercer mundo”.

Es hora que asumamos nuestro rol y nuestro papel. Somos un país que genera carne o proteína de máxima calidad para toda su población y para 80 millones más.

Es hora de sentirnos orgullosos por lo qué hacemos.

Es hora de preguntarnos quiénes son del primer o del tercer mundo.

Es hora de celebrar la bendición de ser un país productor de carne de calidad y que a través de los reconocimientos de mejora genética celebremos todos juntos que tenemos las mejores vacas y toros de las razas que criamos en nuestro país

Es hora que la Braford, Brahman, Brangus y Nelore sean reconocidas como lo que son: razas indispensables para nuestro país y el mundo a quien alimentamos con lo mejor que un ser humano puede consumir para desarrollarse en este mundo… la carne paraguaya.