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Hora del esmoquin: la genética brilla y Paraguay gana espacio en el mundo

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Hora del esmoquin: la genética brilla y Paraguay gana espacio en el mundo

Guillermo Crampet | Valor Agro

La genética es la punta de la pirámide de una ganadería que es el patrimonio más importante del Paraguay. Desde esa base, su capacidad se distribuye en toda la cadena con un efecto multiplicador que impulsa la eficiencia, la calidad y el posicionamiento de un complejo cárnico que es cada vez más importante en la producción de proteínas al mundo.

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Desde hace muchos años, los criadores paraguayos han invertido mucho dinero y tiempo en la búsqueda de ejemplares con identidad nacional y las virtudes necesarias para potenciar una producción que todavía está lejos de encontrar su techo.

Ese resultado, no solo se ve en las pistas, sino que también en las góndolas de los supermercados con carne de calidad. O más aún, en las tiendas de alimentos o restaurantes de la mayoría de los continentes. Quizás sin darse cuenta, el trabajo responsable de un productor, porteras adentro, llega a una mesa en Asía, Europa o Medio Oriente.

En estas últimas horas, hemos felicitado y dado muchos “Me Gusta” a criadores paraguayos que con sus reproductores lograron premios muy importantes en Sudamérica y se ganaron un lugar en la competencia para ser los mejores del mundo, hecho que tiene acostumbrado a Paraguay desde hace unos cuatro o cinco años, ubicando en el podio internacional a varios ejemplares de las principales razas del país, pero no solo de carne, sino que también de leche.

Es el caso de la vaca Brahman de Cabaña Don Anibal y la Santa Gertrudis de Don Chicho que fueron elegidas como las mejores del continente; o también así la vaca Braford de Don Atilio y la Brangus de Pukavy que se posicionaron como la segunda y tercera mejor, respectivamente, de la raza a nivel de Sudamérica. Sin olvidar que hace pocos días informamos que una ternera Holando paraguaya, de Heinrich Peters, lidera por primera vez los rankings en Sudamérica para los principales índices de selección de la raza.

Hay una base importante y un futuro más prometedor. Para eso es clave que los materiales genéticos de estos reproductores de élite tengan la posibilidad de llegar a las cabañas multiplicadoras, y así dar paso a los rodeos comerciales para diseminar de calidad y eficiencia a una ganadería que está obligada a ser cada vez más intensiva, eficiente y sostenible.

Debajo de esa punta viene el valor agregado: la identificación individual, la trazabilidad, la estandarización de la producción, los sellos de calidad y diferenciación, y todas las otras herramientas que son necesarias para ir a la vanguardia en un mundo con consumidores cada vez más exigentes.

Estos premios son resultado del trabajo. Y no solo se trata de una cocarda, se trata de la apertura de Estados Unidos, el próximo ingreso a Canadá y México, la intención de Japón de retomar las negociaciones para abrir el mercado, seguir con Corea del Sur y estar en el radar de otros compradores relevantes en el concierto internacional.

Como se dice en el fútbol, el complejo cárnico nacional tiene madera para seguir creciendo y el mundo es consciente que Paraguay es de los pocos países con capacidad de seguir ampliando las fronteras productivas con alimentos sustentables y de excelente calidad.