Más de 66 millones de personas, según uno de los últimos censos de EE.UU. viven en este país en zonas rurales del país. Esto supone casi el 20 % de la población. Tras la elección de Donald Trump como presidente del país, toca conocer qué planes tiene tras su vuelta a la Casa Blanca para el sector.
De acuerdo con la FAO, tras China y por delante de Brasil, EE.UU. es el segundo mayor productor de todo tipo de alimentos y materias primas. Los granjeros y agricultores del país no son ajenos a los problemas del resto del mundo y han visto reducidos sus beneficios en los últimos años, comprometiendo sus ingresos.
Según publicó Eurocarne, respondiendo a un cuestionario de la American Farm Bureau Federation (AFBF), una entidad que representa a 2 millones de productores rurales de todo el país, Donald Trump mostró los que serán los principales puntos de su gobierno en los temas agroalimentarios durante su mandato.
En materia de comercio exterior, ha prometido luchar contra las barreras al comercio exterior de los productos que EE.UU. exporta. Para ello, quiere promulgar una ley, la “Trump Reciprocal Trade Act”, que prevé “medidas de reciprocidad” para derribar estas barreras y priorizar a los productores estadounidenses, en detrimento de los proveedores extranjeros. Trump tiene la intención de “poner fin permanentemente” a la dependencia del país de China para todos los productos agrícolas esenciales y realizar mejoras en programas como precios mínimos, seguros de cosechas y cobertura de márgenes lácteos.
Específicamente para los exportadores de alimentos a EE.UU., el temor podrían se aranceles y una estrategia proteccionista. De hecho, en una entrevista con Bloomber, Trump dijo: «para mi, la palabra más hermosa del diccionario es ‘aranceles’. Es mi palabra favorita”. Llegó a proponer un arancel mínimo de al menos un 10% para todo lo que se importe al país llegando hasta el 60% para lo que se importe desde EE.UU.
Conocida es su promesa de recortar impuestos y tasas lo que podría reducir la inflación que es una de las principales preocupaciones de los consumidores.
En cuanto a la masa laboral que trabaja en agricultura y ganadería, Trump quiere garantizar que los extranjeros que ingresan a Estados Unidos realmente contribuyan a la actividad económica local a través d esta labor.
Sobre sostenibilidad y lucha contra el cambio climático, Trupm ha prometido acabar con el “Green New Deal” (un conjunto de acciones que proponen un modelo económico sostenible) y “desmantelar” lo que considera la raíz de los problemas de este sistema: la neutralización de las emisiones contaminantes, que, según Trump, ha encarecido la energía en todo el país, y en la agricultura y ganadería en particular. “Los productores estadounidenses son los campeones mundiales del clima. En el secuestro de carbono nadie lo hace mejor”, ha afirmado.
Trump promete reducir el costo de la energía a la mitad en su primer año en el cargo, lo que reducirá los costos de producción en el campo y debería abaratar los alimentos para el consumidor final. La política del actual gobierno de fomentar la transición energética ha encarecido los derivados del petróleo, entre los que se incluyen fertilizantes y pesticidas.
El nuevo presidente ve la biotecnología como un elemento de evolución de la producción agroganadera y quiere acelerar los procesos de aprobación de nuevas tecnologías para que los agricultores y ganaderos puedan tener acceso más rápidamente a los avances científicos.
Para lograr fijar población en el medio rural, se ha comprometido en seguir ampliando la cobertura de Internet de banda ancha en el campo y mejorar la infraestructura y la asistencia médica en las zonas rurales.