Por José María Rodríguez | Asesor meteorológico

A continuación analizaremos lo que está sucediendo en el trimestre abril, mayo y junio que corresponde al periodo estacional otoño-invierno 2023, donde en primera instancia debemos destacar que la fase fría del ENOS (El Niño-Oscilación sur) conocida como La Niña ya ha finalizado desde comienzos del mes de marzo.

Al inicio del mes de abril experimentamos la transición de un periodo de neutralidad y todo parece indicar que el calentamiento de las aguas oceánicas que dio fin a La Niña está siendo muy intenso y podría generar la fase cálida, es decir el desarrollo de El Niño 2023-2024

La afectación en el territorio paraguayo va a estar muy condicionada por el inicio de este Niño, es probable que lo haga en el invierno próximo y se extienda durante la primavera 2023 y el verano 2023-2024.

Esto podría dejar un invierno bastante cálido en el territorio con escasas llegadas de masas de aire polar, y por lo tanto las heladas que se generarían no serían muy graves ni muy generalizadas.

El océano Atlántico frente a las costas de Brasil y Uruguay presentan temperaturas algo por encima del promedio normal sobre el sur del Brasil y dentro de la climatología en las costas uruguayas.

En estos meses, las temperaturas, tal como comentábamos anteriormente, estuvieron entre normales y algo por encima de lo normal en el mes de abril, y estarán entre leve y moderadamente por encima de la media normal en los meses de mayo y junio.

Mientras que las precipitaciones para este trimestre podrían presentarse débilmente por debajo de lo normal en el extremo este; y ya en el mes de junio se podrían esperar lluvias dentro de la climatología. Es importante tener en cuenta que para el sexto mes del año la estación seca estaría presente en el territorio paraguayo.

En caso de desarrollarse El Niño la próxima primavera es altamente posible que las lluvias sean más importantes en toda la región.

Situación. El comienzo del año 2023 presentó condiciones climáticas excepcionales para el campo paraguayo, en especial para la ganadería, dado que la agricultura recibió lluvias en una época que implicó demorar la cosecha y aumentó la humedad del cultivo.

El cierre del verano y gran parte del otoño, ha estado marcado por lluvias periódicas y temperaturas muy acordes para los sistemas agropecuarios nacionales.

Los mayores niveles de agua sucedieron al norte de la Región Oriental y en el centro y noreste de la Región Occidental. Mientras que la zona suroeste del país y noreste del Chaco fueron las que menos milímetros recibieron.

Sin embargo, contemplando lo sucedido en los últimos tres años y lo crítico del clima en regiones cercanas como en varias áreas de Argentina y gran parte de Uruguay, el escenario para el campo paraguayo es muy alentador.