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“Sumar agricultura para la ganadería del Chaco nos permite pretender más de 1.100 Kg de carne por hectárea”

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“Sumar agricultura para la ganadería del Chaco nos permite pretender más de 1.100 Kg de carne por hectárea”

El Director y Gerente de Producción Ganadera de Estancia Amapola, Nicolás Angulo, aseguró que para el crecimiento de la ganadería paraguaya se debe pensar en la “intensificación de la producción” y contó su experiencia en la incorporación de la agricultura para la ganadería del Chaco: “Es tremendamente importante, te permite ganar en tranquilidad y en resultados”.

“Cuando asumimos la responsabilidad de un esquema de producción ganadera siempre lo hacemos con el objetivo de ganar dinero y con la mejor rentabilidad posible”, explicó Nicolás Angulo y agregó: “Hoy la principal y mejor raza para la ganadería se llama mucho y de pelaje verde”.

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El Director y Gerente de Producción Ganadera de Estancia Amapola contó que, en la ganadería, “históricamente cometimos muchos errores creyendo en remedios mágicos (manejos tecnológicos innovadores, razas de ganado, y otras varias cosas más) para lograr mejores índices de producción, y con el paso del tiempo, con un aliado tremendamente gravitante en nuestros sistemas de producción como el Gatton Panic, quien fue el que nos permitió estabilizar nuestros índices de producción en cuanto a tasas de preñez, edad de terminación de animales gordos; comenzamos a entender que tenemos un negocio de ciclo completo de alrededor de 30 meses y que por su ciclo natural no lo acortaríamos con esquemas de producción tradicionales. Lo mejor que ha sucedido a la producción del Chaco en ganadería es la implementación de esta pastura”.

La región Occidental es “muy peculiar”, a tal punto que “si no quiere que trabajes, no lo vas a poder hacer, aunque quieras, sepas y puedas, a veces el Chaco no te deja y cuando eso ocurre tenés que estar preparado para seguir con tu negocio, generando dinero sin entrar en gastos o pérdidas”.

En tal sentido, explicó que por más de que se alcancen índices de preñez del 85 al 90%, guarismos que son difíciles de superar, aún así los resultados parecen cortos frente a lo que ofrece la agricultura. Por tanto, Angulo dijo que en la ganadería “hay que dejar de hablar de precocidad o velocidad de producción”, y “pensar en la intensificación del negocio”.

Producción ganadera. Trabajando “muy bien”, en una hectárea de Gatton Panic se puede llegar a producir 220 kilos de carne en condiciones de sustentabilidad, en base a la experiencia en Amapola, contó Nicolás Angulo y detalló: “Una carga sustentable para la región chaqueña ronda en 0,7 a 0,9 unidad animal por hectárea al año, donde la implantación no se resiente tanto”.

Contó que con 200 a 220 kilos de carne por hectárea al año, implica una ganancia diaria de 600 gramos por día, que a un precio de 12 mil guaraníes por kilo vivo, nos arrojaría un resultado de Gs. 2.640.000, unos US$ 400 por hectárea por año.

Pero si se considera que la zona de Estancia Amapola es de textura arenosa que se compacta y se ensucia a los cuatro o cinco años, por efectos de aparición de renovales, altas temperaturas, tipos de lluvias, pisoteo animal y demás; implica costos de manutención de las pasturas y la sostenibilidad del negocio. “Cada cinco años volvemos a poner 100 dólares por hectárea, unos 20 a 25 dólares por año indirectamente, lo que impacta en los US$ 400 por hectárea y lo lleva a unos US$ 380 aproximados; siempre haciendo un muy buen trabajo y manejando números muy finos en un sistema de producción tradicional”, subrayó.

Producción mixta. Trabajando con los dos mejores técnicos en producción agrícola en el Chaco, como lo son Marcos Kain y Federico Hellman, en lugar de seguir haciendo fardos de heno como reserva forrajera; Angulo dijo que se decidió destinar 200 hectáreas para hacer silaje, con un sistema más tecnificado de producción agrícola con el objetivo de contar con alimento para condiciones adversas y jugarse a una intensificación en la producción de carne. “Optamos por la variedad Sudán Negro, porque es el que mejor se adaptó históricamente a las condiciones de Amapola, a pesar que no entrega volúmenes impactantes como otras variedades”, contó el Director y Gerente de Producción Ganadera de Estancia Amapola.

Angulo dijo que “en un año no tan bueno, como este año, obtuvimos alrededor de 10 mil kilos de forraje por hectárea con una inversión aproximada de US$ 60 mil en las 200 hectáreas, US$ 200 en laboreo y US$ 100 en picado por hectárea”.

Explicó que “con hacienda de 300 kilos promedio año, ofreciendo 15 kilos de ensilaje por día a una suplementación del 5% del peso vivo, cada animal debería consumir 5.500 kilos por año alcanzando una ganancia diaria de 800 gramos por día obtendríamos 292 kilos de carne anuales frente a los 220 que se obtenían sin la agricultura, pero de una manera asegurada”.

Las 200 hectáreas de sorgo permitieron ensilar 2.000 toneladas de forraje, suficientes para asegurar la producción de 360 animales, comentó y agregó: “Intensificamos la carga en casi dos cabezas por hectárea, más del doble que antes y sin riesgos. En ingresos, el resultado aumentaría a 525 kilos de carne por hectárea y siempre a un precio de 12 mil guaraníes por kilo vivo nos daría Gs. 6.307.000 por hectárea. Unos Gs. 3.667.000 más en comparación a si no hacemos nada”.

“La diferencia entre hacer agricultura o no, y ponerla a disposición de la ganadería, es de aproximadamente US$ 550 por hectárea”, remarcó.

Conclusión. Más allá de la ganancia, Angulo destacó la importancia de contar disponibilidad de alimento, y más cuando las condiciones ambientales del Chaco no permiten trabajar. “Estamos seguros que en condiciones normales de lluvias podríamos esperar 20 toneladas o más por hectárea de sorgo, duplicando lo que ya hicimos hoy; intensificando así la carga a 4 animales por hectárea y poder producir 1.168 kilos por hectárea por año. Un plus sería el hecho de poder comercializar animales terminados con 20 o 22 meses de edad, evitando de esta manera entrar a un segundo invierno con ellos”.

Claramente “queda demostrado que se gana en tranquilidad y en resultados. Es nuestra primera experiencia, la punta del iceberg, y no hay dudas que seguiremos incrementando el área”, indicó.

Al mismo tiempo, Angulo dijo que “estos números no contemplan lo que la empresa dejó de ganar por mal vender hacienda, mermas de preñez y kilos de invernada, y por tener que salir desesperadamente a gastar más dinero para comprar caña dulce o fardos para evitar peores daños, como ya nos sucedió en años aprendidos”. Y cerró: “Con alimento asegurado, todo funciona. Es ahí donde la agricultura es tremendamente importante en el Chaco”.